La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que las enfermedades de plantas causan pérdidas anuales de hasta el 40% de cultivos de interés agroalimentario a nivel mundial (Kuo y Falk, 2020). De estas enfermedades, entre el 70-80% son causadas por microorganismos patógenos, principalmente hongos y bacterias, que afectan a cultivos relevantes de plantas herbáceas como el arroz, el maíz, el tomate o las plantas de la familia de las cucurbitáceas, como a plantas leñosas como pueden ser entre otros los frutales de hueso y frutales subtropicales. Hoy en día, el uso de agroquímicos, y particularmente fungicidas es en algunos casos la única solución para luchar frente a muchas de estas enfermedades. Sin embargo, el uso indiscriminado de estos compuestos conlleva la generación de variantes resistentes, haciendo que el control químico sea cada vez menos eficaz. Por tanto, lo más adecuado sería llevar a cabo un control integrado donde las prácticas culturales y el uso de agentes de control biológico se alternen con el control químico para evitar esta problemática. Además, es importante destacar que dentro de las comunidades microbianas que encontramos asociadas a las plantas, también encontramos hongos y bacterias beneficiosos que ayudan a promover el crecimiento de las plantas y a luchar frente a sus homólogos patógenos actuando como agentes de control biológico. Por tanto, conocer en profundidad como los microorganismos patógenos llevan a cabo el proceso de infección, o de cómo los microorganismos beneficiosos llevan a cabo su función protectora, es de especial relevancia para el sector agroalimentario para poder proponer sistemas de control más eficaces y racionales. En nuestro grupo de investigación, trabajamos con varios sistemas modelo de origen patógeno como es el caso del hongo causante del oídio de las cucurbitáceas Podosphaera xanthii, o el hongo necrotrofo Botrytis cinerea que causa graves pérdidas en numerosos cultivos, destacando la fresa y el tomate. Además, también trabajamos con la bacteria fitopatógena Pseudomonas syringae que presenta un rango amplio de hospedador y que en la región de la Axarquía afecta gravemente a los cultivos de mango, y también con la bacteria beneficiosa Pseudomonas chlororaphis que es un agente de control biológico frente a la podredumbre blanca radicular del aguacate causada por el hongo fitopatógeno Rosellinia necatrix. Con todos estos antecedentes, el taller “Microorganismos y su mágica relación con las plantas” pretende llevar a cabo varios talleres interactivos con la ciudadanía para dar a conocer la investigación que se realiza en nuestro grupo.