Valor que aporta la investigación:

l estudio de la emoción ha sido, tradicionalmente, uno de los campos que ha contado con mayor relevancia durante el desarrollo de la práctica investigadora en Psicología. Ser capaz de comprender el funcionamiento de estas, como se procesan, experimentan y regulan nos permite entender la importancia que estas tienen en el abordaje de las distintas situaciones que acontecen durante el día a día. Estas emociones presentan diferentes manifestaciones, relacionadas con distintos sistemas del organismo. Las emociones se encuentran relacionadas de forma directa con la salud, pudiendo actuar sobre esta en función de su intensidad y duración, por lo que la correcta gestión de estas resulta fundamental en la promoción de la salud y el abordaje de las psicopatologías más comunes (ansiedad, depresión o trastornos de la conducta alimentaria, entre otros). Entre los correlatos psicofisiológicos de las emociones encontramos activación del sistema cardiovascular (aumento de la tasa cardíaca o la presión arterial, entre otros), sistema respiratorio o digestivo, entre otros. Estos correlatos de la emoción son el objeto de estudio de disciplinas como la psicofisiología. Por su parte, la psicofisiología es la disciplina que se enfoca en el estudio de la interacción entre los procesos psicológicos y los procesos fisiológicos en el organismo. Dicho de otra forma, esta disciplina se centra en estudiar como los diversos procesos mentales, así como las emociones, influyen en los diversos sistemas fisiológicos, pudiendo estos, a su vez, influir en la experiencia emocional. Relacionado de forma directa con la emoción, podemos observar como la expresión de determinadas emociones negativas tiene un impacto directo en aspectos como la tasa cardíaca, la respiración o la presión arterial por lo que el uso de herramientas de regulación emocional por parte de las personas resulta vital para que estas no se mantengan de forma prolongada en el tiempo, suponiendo un problema para su salud. La psicofisiología es, a su vez, una disciplina a medio camino entre la investigación y la clínica dado que muchas de estos hallazgos pueden tener una aplicación directa en la práctica clínica (con la aplicación de técnicas como el biofeedback). Ser capaces de comprender los correlatos fisiológicos de las emociones permite a las personas comprobar de forma directa la importancia que tiene contar con las herramientas necesaria para experimentar sus emociones de forma saludable.