Fotografía de Eduardo Alejandro Herrero Vázquez

Eduardo Alejandro Herrero Vázquez

Departamento

Grupo de investigación: EXPREGRÁFICA
Departamento: INGENIERÍA GRÁFICA


Grupo de investigación

Expregráfica

Sobre mí

Arquitecto Técnico primero (1982), arquitecto después (1992), luego doctor (2006).
Profesor de Dibujo en Enseñanza Secundaria tras oposiciones (1987), asesor de la Dirección General de Barriadas de Actuación Preferente en la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía (1992), desde 1999 me dedico a la docencia universitaria como profesor Titular de Escuela Universitaria en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación (Universidad de Sevilla).
Mis primeras investigaciones pertenecen al campo de la sociología, especialmente relacionadas con los hábitos y las instalaciones deportivas. Luego, con motivo de mis estudios doctorales me interesé por los pioneros en el arte del levantamiento de planos a partir de fotografías (fotogrametría). Ahora estoy comprometido con nuevos procesos docentes, en particular con la implementación de modelos (ECO, Design Thinking) que consideran todos los factores, entornos y circunstancias que afectan al aprendizaje en todos los niveles educativos (Arquitectura del Aprendizaje).

Líneas de investigación

• Diseño de materiales didácticos para la Expresión Gráfica Arquitectónica
• Innovación de la Docencia en la Educación Superior
• La docencia inspirada en las personas
• Las inteligencias múltiples

Resultados destacables

En el campo de la Fotogrametría, he conseguido reconstruir gráficamente el primer levantamiento fotogramétrico oficial de la historia (1865), publicado a raíz de mi tesis doctoral, cuyo original se encontraba incompleto hasta el momento (2006) en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid. De ahí surgió una invitación para impartir una conferencia (2008) en el seminario Fotogrametría: de sus inicios a la era espacial.
He diseñado una colección de prácticas laterales para la enseñanza de la Geometría Descriptiva, en las que se invierte el proceso de resolución de ejercicios (se parte de la solución para llegar a la generación de múltiples enunciados).
En la innovación docente, he incorporado la no clase, la evaluación profesionalizante, la rúbrica fluida, el showroom, design thinking en el aprendizaje basado en retos (ABR; CBL por sus siglas en inglés). Asuntos todos que han sido objeto de varios proyectos de innovación educativa financiados por la Universidad de Sevilla y tratados en diversos congresos internacionales.
En el estudio de las inteligencias, he llegado a la conclusión de que existe una, transversal, que nos capacita para usar el tiempo pertinentemente. La he denominado inteligencia cronográfica, capacidad para conjugar consciencia y pertinencia.
Mi pasión es la docencia, y en recuerdo de mis iniciales necesidades estudiantiles y las profesionales actuales, me he introducido en la investigación del aprendizaje. En este ámbito, y en la red global en la que estamos inmersos, advierto que el constructivismo, a través del recién denominado conectivismo, ha de dar un paso más. Construir el aprendizaje propio requiere adquirir destrezas que antes de Internet no existían (competencias digitales), modificar conductas (mente abierta y despierta) y eliminar conocimientos y modelos obsoletos (desaprendizaje). Esto me ha llevado a plantear que aprender autónoma y permanentemente, como propugna Bolonia, es todo un arte. Más que construcción ha de ser arquitectura. Por eso, cuando se consigue aprender de todos, en cualquier parte y en todo momento, podemos decir que uno es arquitecto de su aprendizaje, algo más que un constructor. Es la Arquitectura del Aprendizaje.

Vocación

La serendipia forma parte de mí. De la ciencia también.
Por serendipia llegué a la ciencia: una necesidad, un carácter, una alerta, una coincidencia, una oportunidad, y la dosis suficiente de suerte.
De momento me vi atrapado entre: la necesidad de hacer lo que más me gustaba para compensar lo que no menos me atraía; la curiosidad por experimentar nuevas formas de hacer; la expectante disposición para afrontar retos en diferentes ámbitos (personales, académicos, sociales…); la escasa oferta laboral en mi sector (crisis de la construcción, 1982); la posibilidad de superar unas oposiciones para ser profesor de Enseñanzas Medias; la celebración de las pruebas tuvo lugar en la ciudad en la que residía (económicamente, no hubiera podido desplazarme a otro lugar). Y llegué a la ciencia a través de la docencia, de la que creo que forma parte indisoluble. Con el tiempo he descubierto que la docencia no es una profesión, es un estado. Y me encanta este estado. No entiendo la docencia sin ciencia, como pienso que no tiene sentido la ciencia sin docencia. En algún momento, cualquier descubrimiento científico necesitará ser difundido y llegará a las aulas, y habrá que provocar en ellas el interés, ojalá la pasión, por emprender ese camino para evolucionar la sociedad a las cotas que se merecen quienes nos sucedan. Provocar interés por la ciencia es misión del docente investigador, que lejos de encerrarse en y con sus estudios, se abre para abrir la mente a los investigadores 2D (estudiantes universitarios) hasta que adquieran su tercera dimensión: profesionales de la ciencia en cualquiera de sus campos.
Y como me encanta provocar… aquí sigo.

Deseo científico

La vacuna contra la intolerancia, la insolidaridad, la avaricia, la ambición malsana, la especulación… y cualquiera de los nocivos “valores” que pueden contagiar a los más jóvenes, principalmente cuando están expuestos a ellos en el ámbito familiar y escolar.
Desde el punto de vista “más formal”, deseo la curación del cáncer.

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