Fotografía de Begoña Ojeda Ballesteros

Begoña Ojeda Ballesteros

Departamento

Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública


Grupo de investigación

Observatorio del Dolor (Fundación Grünenthal-Universidad de Cádiz).
Grupo PAIDI de investigación CTS-911 ‘Epidemiología Social y Clínica (EPISOCLI)’.

Sobre mí

Comencé los estudios de psicología en la Universidad de Granada (UGR) en 2004. En 2009 me licencié y comencé un máster titulado Neurociencias y Dolor, también en la UGR. En 2010, poco antes de finalizar mis estudios de máster, obtuve un contrato como becaria en el equipo de El Observatorio del Dolor (Fundación Grünenthal-Universidad de Cádiz). Paralelo a este contrato de investigación, concluí el título de máster y me matriculé como estudiante de doctorado en la Universidad de Cádiz (UCA). Durante cinco años he desarrollado mi carrera como investigadora en el ámbito del dolor crónico, en concreto, en la validación de una escala que valora la función cognitiva en estos pacientes. He disfrutado también de una beca de movilidad pre-doctoral, realizando una estancia de tres meses en la Universidad de Bath en Reino Unido. Actualmente cuento con varias publicaciones en revistas internacionales indexadas y con índice de impacto, y he difundido conocimientos en congresos nacionales e internacionales en formato de pósteres y comunicaciones orales. Además formo parte de varios proyectos de investigación y docencia, y cuento con horas de clases impartidas en másteres oficiales y asignaturas de la UCA. En unos meses tengo pensado depositar definitivamente la tesis, con la que obtendré el título de doctora, con la mención especial de doctorado europeo.

Líneas de investigación

– Adaptación transcultural y validación de escalas.
– Dolor crónico.
– Función cognitiva.
– Factores afectivos: ansiedad y depresión.
– Calidad del sueño y calidad de vida.
– Encuestas nacionales.
– Métodos de investigación cuantitativa en el ámbito sanitario.

Resultados destacables

El equipo del observatorio llevó a cabo en 2013 una encuesta telefónica a nivel nacional con el objetivo, entre otros, de conocer la prevalencia de dolor crónico en nuestro país. Fueron realizadas XXX entrevistas, y se obtuvieron datos muy interesantes acerca del dolor en España. No solo se obtuvo información de la prevalencia de dolor por hogares, sino que también fueron entrevistados familiares de pacientes que aportaron su percepción del impacto del dolor en el núcleo familiar. Fruto de este trabajo, que aún hoy día sigue siendo explotado, han surgido dos publicaciones en revistas de conocido prestigio internacional; una pertenece a la American Psychological Association: Families, Systems and Health, y la otra forma parte de la American Academy of Pain Medicine: Pain Medicine.

Vocación

Mi bagaje como científica comienza el primer año de carrera cuando el profesor que impartía la asignatura de Historia de la Psicología, propone realizar entre todos el ‘I congreso de Psicología de la Historia’, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada. Ese fue mi primer contacto con la “investigación”. Desde ese momento empezó a llamarme la atención el método científico como herramienta para conocer. Además (no sé si por suerte o desgracia), mi promoción fue pionera en la implantación del Plan Bolonia en España. Como conejillos de Indias, dentro de este plan que a duras penas se adaptaba a una nueva forma de enseñar y aprender, hice mis primeros pinitos a través de trabajos de revisión bibliográfica, estudios piloto, lectura y manejo de artículos científicos, pensamiento crítico, etc. Aunque durante esos años no era muy consciente de estar haciendo ciencia, echando la vista atrás sí que puedo considerar que dentro de ese nuevo marco implantado (hoy ya un poco mejor organizado), esos fueron mis comienzos. De manera explícita, fue cuando inicié los estudios de postgrado en el máster, cuando las competencias científicas se potenciaron mucho más. Aun así, los conocimientos adquiridos a través del contacto con otros investigadores, a través del manejo de bases de datos, a través de la capacidad de síntesis, comprensión y escritura de artículos científicos, no se desarrollaron del todo hasta que tuve la necesidad de utilizarlos. Esto fue cuando empecé a formar parte de El observatorio del Dolor. Como miembro integrante de este equipo multidisciplinar, he aprendido, compartido, desarrollado y adquirido habilidades y capacidades como investigadora. He sentido la frustración del rechazo de un duro trabajo, así como las dificultades al principio de cada tarea nueva que hay que aprender. Sin embargo, también puedo decir que he saboreado la recompensa de la aceptación, la alegría del reconocimiento y el orgullo de un trabajo muy “currado”. Sin duda alguna, estas últimas emociones son las que imperan en el recorrido diario del camino de la ciencia. Saber que existen dificultades (especialmente en los tiempos que corren), que no siempre las cosas salen como a uno le gustaría, y que la paciencia y tenacidad son máximas en una trayectoria científica, ayudan a mantenerse en el apasionante mundo de la Ciencia y el conocimiento.

Deseo científico

¿Uno solo? En ese caso no pediré por mí primero, sino por todos mis compañeros. Yo he tenido la SUERTE (y lo digo con mayúsculas) de poder hacer ciencia en España. Y no solo tengo que decir que he tenido la SUERTE de hacer ciencia en España, sino que incluso puedo decir que tengo un salario mensual por hacer ciencia en España. Mi deseo, por consiguiente, no es otro que generalizar mi situación a otras muchas personas que igualmente deberían tener la oportunidad no solo de desarrollar esta profesión con la idea de obtener un beneficio personal y profesional, sino también de obtener un beneficio común investigando y desarrollando, en un país con grandes posibilidades y mucho talento, hoy día, desaprovechado.

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